Coaching Corporativo:

centra su trabajo en el desarrollo de habilidades que faciliten la obtención de resultados en el ámbito empresarial. En este caso, el enfoque apunta a entrenar la capacidad de liderazgo, comunicación, gestión del tiempo y los elementos personales que influyen directamente en los resultados económicos de la empresa o profesión. Es una metodología muy utilizada en los altos mandos.

Coaching personal:

trata la clarificación de valores y visiones, así como el establecimiento de objetivos y nuevas acciones para que el individuo pueda llevar una vida más satisfactoria. El coach puede trabajar con una persona para desarrollar y mejorar todos los aspectos de su vida individual.

Coaching Ejecutivo:

promueve en el cliente el desarrollo del talento individual, de sus competencias organizacionales y de ambientes de alto desempeño. Se hace énfasis a través de un enfoque de procesos, abriendo posibilidades para hacer distinciones entre lo que “mueve” a la persona: ideas, creencias, valores, prejuicios; identifica los entornos sociales en los que participa y los roles con los que se comunica; esta metodología se utiliza para los colaboradores en general y se enfatiza en cargos con algún grado de decisión.